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ENTREVISTAS COIIA: BEATRIZ PALAU GARCÍA

20/06/2024

Con motivo de este día, entrevistamos a BEATRIZ PALAU, Ingeniera Industrial y primera mujer colegiada en COIIA. Mujer luchadora y apasionada por su trabajo que nos comparte los retos y obstáculos que ha superado a lo largo de su carrera

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En el COIIA trabajamos por impulsar y fomentar la vocación de la mujer en la ingeniería. Consideramos fundamental promover la igualdad de oportunidades en el campo industrial, científico y tecnológico, y por eso una de las iniciativas del Colegio es entrevistar y homenajear a mujeres miembros del Colegio por el Día Internacional de la Mujer en la Ingeniería, para reconocer su trabajo y conocer sus experiencias a lo largo de su profesión.

Beatriz Palau García, de 78 años, reside en Vitoria-Gasteiz, aunque es originaria de La Coruña, Galicia. Se graduó en Ingeniería Industrial con especialización en Tecnología Energética en 1970 y afirma ser la primera mujer colegiada en el Colegio de Ingenieros Industriales de Álava. Es una figura representativa de una mujer apasionada por su trabajo.

Ahora que tienes la opción de echar la vista atrás, ¿podrías contarnos cuál ha sido tu trayectoria profesional? ¿Por qué decidiste estudiar ingeniería?

Desde pequeña, siempre he sido apasionada por la ciencia y la tecnología, y tuve clara mi vocación desde temprana edad. El proceso de estudio duró aproximadamente 7-8 años, durante los cuales me especialicé como ingeniera industrial en tecnologías energéticas. Recuerdo esa época con mucho cariño, pues adquirí muchas amistades, relaciones y aprendizajes.

Al finalizar mis estudios, trabajé en una empresa madrileña en el departamento de ingeniería mecánica, donde mi principal tarea era realizar balances térmicos de las turbinas y elaborar especificaciones técnicas de los equipamientos (bombas, tuberías e intercambiadores de calor).

Estuve 10 años trabajando en esta empresa, donde formé parte de proyectos importantes como la Central Nuclear de Almaraz y la Central Nuclear de Valdecaballeros. Fueron años muy felices, durante los cuales aprendí mucho y me dedicaba día a día a mi pasión.

Una de las razones por las que finalicé mi contrato en esta empresa fue la familia y el trabajo de mi marido. Por motivos laborales, mi marido se trasladó a vivir a Vitoria. Tras resistir sola durante un año con la carga completa de mis tres hijos en Madrid y sin ningún familiar cercano, ya que se encontraban en La Coruña, decidí finalmente mudarme a Vitoria con mi marido.

Además, con la incorporación al Gobierno de Felipe González, que promulgó un parón nuclear, la empresa en la que trabajaba me reubicó y me ofreció trasladarme a Cáceres para trabajar en la obra de la Central Nuclear de Almaraz. Por todas estas circunstancias, finalmente me mudé a Vitoria, donde me asenté y me dediqué a la docencia en la Escuela de Ingeniería de Vitoria de la UPV/EHU. Trabajé allí durante 23 años como profesora titular del Dpto. de Máquinas y Motores Térmicos de la UPV/EHU, de las asignaturas de Ingeniería Térmica, Máquinas y Motores Térmicos, Centrales Termoeléctrica, y Tecnología Energética, hasta que me jubilé.

 ¿Qué adversidades o dificultades consideras que has tenido en tu carrera profesional? ¿Has tenido algún incidente/anécdota por el hecho de ser mujer?

No he vivido dificultades o experiencias extremadamente negativas, o por lo menos no lo recuerdo como tal. La principal dificultad con la que me he encontrado ha sido la compatibilidad entre mi carrera profesional y la familia.

Es cierto que la mentalidad del profesorado en aquel entonces era machista, muy diferente a la de ahora. Mis compañeras y yo vivimos en el aula situaciones o comentarios relacionados con nuestra postura corporal al sentarnos en clase y otros aspectos similares. En aquellos años, este era el ambiente predominante y no lo percibíamos como algo negativo. Afortunadamente, hoy en día la situación es totalmente diferente y este tipo de comentarios ya no se toman como un "chiste".

¿Te arrepientes de haber abandonado tu pasión en la empresa de Madrid, donde eras feliz?

No, no me arrepiento para nada. La familia para mí es lo primero y en aquel momento mis hijos eran mi prioridad por encima de todo. Mi trabajo implicaba viajar, residir en otros lugares de España, y dedicar muchas horas, lo cual era incompatible con mi vida familiar. Decidí sacrificar mi pasión por ellos porque consideraba que era lo que debía hacer. Tengo que ser sincera y admitir que me dio mucha rabia y pena, pero lo volvería a hacer igual si se tratase de mi familia. Fue muy sacrificado y duro. Sé que actualmente muchas mujeres, debido a la evolución de la sociedad (mi mentalidad también ha cambiado mucho), no abandonarían su pasión por la familia, pero antes los tiempos eran otros y los recursos también.

¿Quién ha sido tu fuente de inspiración en tu carrea profesional?

Como apasionada del campo de la energía, tengo que mencionar dos nombres: Albert Einstein y Marie Curie.

En el Colegio de Ingenieros de Álava, trabajamos día a día para fomentar las vocaciones en la ingeniería entre los jóvenes, especialmente entre las mujeres, que siguen siendo minoría en este campo. ¿Qué mensajes les darías a esas mujeres que están por elegir sus estudios universitarios para animarlas a optar por la rama de la ingeniería?

Les diría que la ingeniería es una profesión sumamente interesante y enriquecedora. Desarrolla la inteligencia, la madurez y la capacidad de resolver problemas como pocas otras. Si tienen aunque sea un mínimo de interés o pasión por esta área, les animo a embarcarse en esta aventura; no se arrepentirán.

Además, durante mi carrera de ingeniería, no me di cuenta de que éramos minoría; simplemente elegí estudiarla porque me apasionaba. En mi curso universitario éramos solo 3 mujeres entre más de 200 estudiantes. Hoy en día, es un orgullo decir que soy la octava mujeres que se graduó como Ingeniera Industrial en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Madrid.